martes, 4 de noviembre de 2008

De los pies a la cabeza

No me doy por vencido tan fácilmente, soy cabezón. Después del primer intento fallido, no cundió el desánimo, seguí intentando comprar unas playeras de mi número. Saigon Center era la palabra mágica, el mercadillo de las falsificaciones donde se encuentra desde la filmografía de Woody Allen por 5 euros (no me atreví) hasta presuntas camisas de Armani. Y allí, después de recorrerme casi todas las zapaterías, cuando mi optimismo inquebrantable empezaba a flaquear, al fin di con mi codiciada pieza. No me paré a mirar si me gustaban, no tenía mucho donde elegir, eran las únicas de mi número. Me valían y me sirven para mis raquetazos domingueros, asunto resuelto. Al salir del mercado era un hombre nuevo, me había quitado un peso de encima, Vietnam sí es un país para pies grandes y me alegré de mi cabezonería. Hasta que al ir a colocarme el casco para subir en la moto taxi, me acordé de que ése es otro de mis problemas aquí: Vietnam no es país para cabezones.

4 comentarios:

Ander Izagirre dijo...

¡Por fin! ¡La gran foto que necesitaba este blog!

mofls dijo...

Estoy de acuerdo. La foto es buena, al menos resulta impactante, aunque todo es mejorable. Ha costado pero ya tienes tus zapatillas número XXL. Ya podemos respirar todos tranquilos. Cabezonería tú? Por? Doy fe de que es una cualidad que te define muy bien.

Anónimo dijo...

Le General Leclerc a dit... Tengo miedo!

mofls dijo...

Hombre, Pablo, cuánto tiempo!