lunes, 13 de octubre de 2008

La cuadrilla del tenis

Mi compañero Guillermo lo llama "la comunidad". Y es la tentación. Denominamos así al conjunto de expatriados españoles. Cuando la comunidad adquiere un carácter más internacional (franceses, americanos, irlandeses...) se convierte en community. Vaya por delante que si no es por la comunidad, no hubiéramos sabido dar nuestros primeros pasos en una ciudad tan caótica como esta. Y que siguen ayudándonos mucho. Y que es divertido el ambiente community. Pero existe el riesgo de que la comunidad te devore, de pasar por un país conociendo sólo a los que son como tú, sin tratar con los locales más allá de lo que exigen las meras transacciones comerciales. Por eso agradecí el momento vietnamita que viví el sábado con la cuadrilla del tenis.

Phu My, mi simpático casero -el tercero de la foto empezando por la izquierda- juega todos los fines de semana. Cuando el día que firmamos el contrato le vi con la bolsa de raquetas le pregunté dónde jugaba y, en una mezcla de inglés rudimentario y señas, me invitó a ir con él.
Una de la tarde, más de 30 grados, humedad. Lo típico aquí. Lógicamente, mi presencia era la atracción en el club y los presentes pasaban de la sonrisa a la carcajada al ver desenvolverse en la pista a un occidental grandote que necesitaba ir a beber agua cada cinco minutos. "Nadal, Nadal" me decían cuando Phu les contó mi origen.
Empecé como si fuéramos a jugar una pachanga de media hora, pegando y corriendo como un desalmado a todas las bolas. Y eso es lo que aguanté, media hora. Cuando todavía estaba recuperándome del primer sofoco, aparecieron sus amigos para jugar un dobles. Nunca lo he pasado tan mal haciendo deporte. Los dos últimos juegos, que perdimos Phu y yo, estuve deambulando por la pista, creo que al borde de la insolación o el desmayo. Perder, terminar, fue un alivio.
Pensaba que ya habíamos acabado cuando después de casi una hora de descanso llegaron otros cuatro parroquianos para jugar a dobles por turnos. Estaba mejor gracias a los dos litros de té helado y ya seguí sin problemas hasta las cinco. Como curiosidad puedo decir que jugué con recogepelotas por primera vez en mi vida. El chavalín atrapaba las bolas con destreza gracias al artilugio que sostiene en su mano derecha, un palo atado a una botella de plástico partida.

Después del tenis, Phu me llevó a cenar con su amigo Tin. La conversación no podía ser muy profunda en esa mezcla de inglés y gestos, pese a la ayuda de las cervezas, pero conseguimos comunicar y pasar un rato agradable. Se nos ve en la cara.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues anda que no habrás hecho deporte en tu vida, para decir que nunca lo habías pasado peor... y yo que pensaba que dónde sufría de verdad era en ciclismo...

Ander Izagirre dijo...

Bien por esa inmersión vietnamita a pelotazos (de todos modos, mejor charlar, pasear, jugar o comer con la gente que "interactuar" :-).

Hace un tiempo leí un reportaje sobre la época en que Vietnam era español (la Cochinchina). Curiosa historia. Creo que quedan algunas tumbas de militares espaoles por allá, no recuerdo bien dónde (el reportaje salió en la revista Clío). Igual tienes un temilla por ahí...

Eric dijo...

Anónimo amigo: No sé si se pasa peor en la bici, el problema es más el clima que el ejercicio, estaba totalmente deshidratado.
Gracias por el tema Ander, voy a ver si encuentro algo, puede ser una buena historia. Y también tomo nota de la "corrección", es verdad que es una palabra muy fea.

Anónimo dijo...

Qué buena historia, compañero!! Una de esos que tiran p´atrás! Con un par de pelotas, te veo. Cuenta más, que apetece seguir leyendo. A ver si puedo ir a verlo por mi mismo!! Un abrazo

Eric dijo...

Compañero! ¿Ya has vuelto de tu periplo nipón? Sabes que estás requeteinvitado.

Anónimo dijo...

Eric, me viene a la memoria aquel partido de baloncesto que jugamos en el Retiro. Si allí ya comprobé como lo dabas todo por un rebote, me imagino el ímpetu que habrás puesto en ese partido de tenis a la vietnamita. Un abrazo

Eric dijo...

Sí Pedro, y también allí me dio un buen sofocón, aunque no tanto. Y acuérdate de que no lo daba todo sólo para coger un rebote, Iñigo el marrullero sabe de lo que hablo. Todavía debe de tener secuelas del balonazo que le di. Un abrazo.

Minqueta dijo...

Muy mal debías de estar para que "perder fuera un alivio". Supongo que será porque en esa mezcla de inglés y señas aún no han encontrado la forma de llamarte GALLINA!

Eric dijo...

No dudes que si el partido hubiera sido contra ti me hubiera muerto antes de alegrarme por perder.