miércoles, 24 de noviembre de 2010

Emigrantes

Leyendo el fenomenal post de Ander Izagirre sobre la inmigración me acuerdo de los 10 millones de filipinos que se fueron de su país, que en muchos casos envían la mayor parte de su salario a sus familias, que sacrifican una parte fundamental de sus vidas, el bien propio, por mejorar la prosperidad de los suyos, el futuro de sus hijos.

Conozco algún caso de cerca, pero me ha dado por pensar en Luke, un filipino de 24 años que me encontré hace unos meses con el amigo Pablo en una playa del sur de la isla de Mindanao. Había ido a pasar el domingo con su familia para celebrar la visita de su hermana mayor, que vive con su marido y su hija pequeña en Arabia Saudí, igual que miles de filipinos. Él también soñaba con irse, no porque no le guste su país, sino porque con los salarios de 12.000 pesos cada uno (unos 200 euros) que cobran él y su mujer por trabajar de enfermeros en el hopspital de General Santos no les da para asegurar un buen futuro a su hijo de un año. Me impresionó lo poco que pensaba en sí mismo: "Quería tener a mi hijo siendo joven para que cuando crezca y quiera ir a la Universidad yo tenga buena salud y pueda trabajar duro para pagarlo".

También se me quedó grabada una frase que me hizo ver que pese a las quejas laborales que más o menos todos tenemos, no dejamos de ser privilegiados: "¿Trabajas de periodista? ¡Wow!Seguro que tu salario es de por lo menos 40.000 pesos (680 euros) ".

Luke nos invitó a comer en la playa junto a sus padres, que ven con una resignación tranquila cómo su hija ha tenido que marcharse tan lejos y cómo su hijo seguirá los mismos pasos. Pasamos un rato agradable, disfrutando de la hospitalidad, de la deliciosa ensalada y de los lomos de atún que habían traído desde casa como para alimentar a un regimiento. Es probable que a estas alturas Luke ya esté en Canadá, con su esposa y su hijo, arreglando los papeles que ya había empezado a rellenar entonces, quizá ejerciendo de enfermero en un hospital y cobrando un salario digno porque "allí si trabajas duro sales adelante, pero en Filipinas no hay esperanza".

De izquierda a derecha la mujer de Luke, su hermana con su niña, el propio Luke, sus padres, yo, y Pablo con el hijo de Luke.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pablo a dit... Ese Pablo es un auténtico propagandista! Parece que está posando para una campaña electoral!