Hace unos días, mientras paseaba (es un decir) por el distrito de Makati, el centro financiero de Manila, me topé con bomberos novatos entrenándose para la extinción de incendios. En el mismo parking de la estación de bomberos, a menos de diez metros de una de las vías más concurridas y de más renombre de Manila -la avenida Ayala-, un tipo echaba gasolina en una especie de bañera metálica, otro le prendía fuego y el aprendiz se afanaba en apagarlo con la manguera durante unos segundos. Cada vez que repetían la operación se formaba una espesa humareda, que además de añadir un poco más de contaminación al deteriorado aire de la ciudad (siempre hay margen de mejora en todo, por increíble que parezca a veces) podía molestar a los conductores, por no hablar de los incautos viandantes, eso les pasa por tener aficiones tan raras como el paseo.
1 comentario:
Pablo a dit: Menudos humos tienes SJ!!
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