jueves, 12 de agosto de 2010

La educación sexual en Filipinas se topa con la férrea resistencia del clero

La educación sexual se abre paso a trompicones en Filipinas pese a la férrea oposición de la Iglesia Católica en un país amenazado por la superpoblación y la expansión de las enfermedades venéreas.

Con polémica de por medio y demandas judiciales que persiguen que se prohíba la enseñanza sexual, el Ministerio de Educación navega sobre turbulentas aguas con la finalidad de que estudiantes de más de 150 escuelas de todo el país reciban información acerca de como pueden prevenir los embarazos indeseados y también contribuir a frenar la incidencia de las enfermedades de transmisión sexual.

El programa, que recibe financiación de Naciones Unidas, es una vieja aspiración de muchos políticos filipinos, pero ningún gobierno se había atrevido hasta ahora a desafiar a la poderosa Iglesia, en un país donde el 80 por ciento de la población se declara católica.

Los tribunales desestimaron hace dos semanas una denuncia contra la ley presentada por un grupo formado por una treintena de padres y liderada por Jo Imbong, un conocido abogado que trabajaba para la Conferencia Episcopal de Filipinas.

El argumento más frecuente esgrimido por los detractores de la educación sexual, que a nivel nacional será impartida a niños de 11 años en adelante, es que vulnera el derecho de los padres a elegir los valores morales que transmiten a sus hijos.

La ministra de Educación saliente, Mona Valisno, aprobó este proyecto educativo antes de dejar el cargo tras el cambio de Gobierno del pasado 30 de junio, con el objetivo de dotar a los estudiantes de la información necesaria "para tomar decisiones y elegir" sobre su vida sexual.

El nuevo Gobierno del presidente, Benigno Aquino, alega en respuesta a las contumaces críticas del clero y de los sectores más conservadores que "la educación sexual no tratará del acto sexual en sí, sino de la ciencia, la higiene, los valores correctos y las relaciones interpersonales para evitar el sexo prematrimonial y el embarazo de adolescentes". Además, el Ejecutivo recalca la necesidad de tomar medidas ante la rápida expansión que el virus del Sida ha registrado en los últimos meses, y que ha sido calificada de "alarmante" por las autoridades sanitarias.

El Ministerio de Sanidad alertó la semana pasada del aumento de casos positivos en el país, con 809 nuevas infecciones detectadas en los primeros meses del año, frente a los 829 casos detectados en 2009.

Aunque la incidencia es menor que en otros países de la zona, muchos expertos advierten de que los datos no son fiables ya que se basan en los registros oficiales de los hospitales y existen cientos de enfermos de barriadas pobres que no son conscientes de que son portadores del virus del Sida.

Clara Rita Padilla, directora de la organización Engender Rights (Derechos de procrear) apela a la separación entre Iglesia y Estado y reclama el derecho de los adolescentes filipinos a "conocer los peligros de su comportamiento sexual".

Un estudio del Instituto Guttmacher, de Estados Unidos, indica que en Filipinas la mitad de los embarazos no son deseados o planeados, mientras que el Informe Nacional de Población de 2008 reveló que el 4,7 por ciento de los niños del país son alumbrados por mujeres de entre 15 y 19 años.

"Esto demuestra que las jóvenes filipinas no sólo son sexualmente activas sino que están dando a luz a edades inferiores a 19 años, una edad a la que la tasa de mortalidad en el parto es alta", subrayó la experta.

Por otro lado, el padre Eduardo Hila, sacerdote y profesor de un colegio de la provincia de Pampanga, a cien kilómetros al norte de Manila, aclaró a Efe que "la Iglesia no está en contra de una educación sexual pero es un asunto que se debe encarar desde un punto emocional y espiritual, además de científico". Hila destacó que la Iglesia sospecha que detrás de la iniciativa gubernamental está el "propósito oculto de solucionar el problema de la superpoblación y fomentar la contracepción".

La Iglesia ha reiterado su oposición a cualquier medida destinada a difundir el empleo de los contraceptivos en Filipinas, país donde el 44 por ciento de los 92 millones de habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza.
(Crónica que publiqué ayer en EFE)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pablo a dit... Con la iglesia hemos topado!