martes, 10 de agosto de 2010

Termitas, polis y ladrones

Yo quería hoy hacer una entrada para resucitar el blog de sus meses de letargo. La tenía escrita, y hablaba del misterioso reguero de algo parecido a la tierra que me he encontrado en la pared del baño al volver de mis vacaciones en Irún. El guarda y el chapuzas del edificio dijeron que eran termitas y eso me servía para hacer una metáfora con las largas semanas de letargo de este blog, que más que oxidado parecía devorado por los mismos insectos que se están comiendo el interior del techo del baño. Hablaba de la desidia en que se había instalado el blog y de cómo uno se acostumbra a ser desidioso, y casi había terminado el texto, cuando de repente, sobre las nueve de la noche, ha sonado una detonación, como si alguien hubiera reventado una bolsa de plástico gigantesca para despertar de una vez a este blog durmiente.

Se me ha pasado por la cabeza que fuera un disparo, o una bomba, pero mi mente biempensante ha desechado la idea y me he inclinado por la opción de un amable petardo, o quizá por unos fuegos artificiales, tan populares por aquí. Mi segunda opción ha cobrado fuerza a los pocos segundos con la algarabía que provenía de la calle, pero se ha desvanecido enseguida, cuando ha sonado una sirena policial.

La escena desde la ventana devolvía fuerza a la a la hipótesis del festejo: había barullo y decenas de personas se dirigían en una especie de procesión desordenada hacia la esquina de mi calle con la principal avenida del barrio, a unos 30 metros de mi casa. Cuando he bajado para terminar con mi confusión, el guarda me ha dicho, con cierto alboroto pero sin perder la sonrisa, que se había producido un disparo, que el ladrón estaba huyendo e intentó meterse en una casa cercana, y que la Policía disparó para tratar de asustarlo y detenerlo.

Lo de la sonrisa no me cuadraba, pero lo he achacado al carácter alegre filipino y a que quizá al guarda le hiciera gracia que el extranjero que vive en el edificio bajara a curiosear igual que el resto de los vecinos. Porque en la calle estaba todo el vecindario, incluidas madres con sus hijos de corta edad. Ya fuera, un vendedor ambulante me ha vuelto a contar la historia de los disparos entre risas, la risa alborotda que se oía entre el resto de mirones, a quienes hacía gracia ver a los agentes deambular por la zona en busca del ladrón sin preocuparse por elpeligro. Mientras tanto, los dos agentes iban a lo suyo, pistola en mano y rebuscando en un solar cercano con una linterna.

Me he subido a casa a los pocos minutos, un poco por aburrimiento, porque parecía claro que el ladrón había huido, y un mucho por miedo, porque uno nunca sabe para dónde van a salir los disparos y no es la primera vez que me toca escribir una noticia sobre balas perdidas de la Policía que se alojan en el cuerpo de la persona equivocada. En la calle, inexplicablemente, han continuado los murmullos, las risas y las madres con sus hijos, hasta que también se han aburrido de esperar y han vuelto a sus casas, como si realmente vinieran de una celebración y el disparo fuera un fuego artificial.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pablo a dit... Joder macho, cómo está el patio! Aunque yo pensaba que el ruido que describes era una pared de tu casa que se había caido por culpa de las termitas o algo así... Por cierto, lo de las termitas tiene solución "facil", o te vas a tener que ir de casa mientras fumigan?

Eric dijo...

El chapuzas oficial del edificio lleva cuatro horas metido en mi cuarto de baño. Ha serrado el techo, de madera, y yo me he encerrado en mi habitación mientras hace y deshace, menos mal que no me han entrado ganas de mear. Ahí sigue, y la casa huele bastante mal, pero dicen todos que no es peligroso.