El sábado por la noche, mientras paseaba con Dani por la Pub Street de Siem Reap, en Camboya, me encontré con Eliezer, compañero de clase en Madrid el año pasado y becario en Seúl. No fue tanta la sorpresa porque una hora antes me enteré de que estaba allí por el Facebook, si no es probable que me lo hubiera cruzado, que hubiera pensado que ese chico se parece a Eliezer y quizá él hubiera pensado que yo me parezco a mí mismo, pero no nos hubiéramos atrevido a creer que el mundo es tan pequeño.
Como estábamos sobre aviso, íbamos con los ojos abiertos y nos vimos (bueno, me vio, aunque lleve los ojos muy abiertos soy muy despistado). Y nos lo pasamos muy bien con él y los demás becarios de Seúl, recordando anécdotas de clase y maravillándonos un año después con la fuerza de voluntad y las lecciones que nos daba cada día Ana, una compañera de clase con un buen humor contagioso y un obstáculo que le puso la vida y que ella salta todos los días con una sonrisa: es ciega.
La noche terminó en un pub con el Madrid-Barça y lo que todos sabemos que pasó (lo siento por los vikingos, los otros vikingos). Eso fue antes del Iniéxtasis de anoche.
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2 comentarios:
¡Qué buena! ¿No hay fotos del encuentro? Imagino la cara que se os quedaría, y lo bien que lo pasaríais recordando anécdotas cequeras. Pero estoy seguro que en el bar al que fuisteis no os atendieron con la amabilidad del asturiano de Tribunal, ni os sirvieron los mismo manjares.
Sí hay fotos, Fer, o mejor dicho, foto, pero la tiene Eliezer, yo salí sin cámara. Eso sí, los camboyanos mucho más antipáticos que los amabilísimos camareros del aturiano de Tribunal.
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