lunes, 8 de diciembre de 2008

Una pamema

Algunas mañanas me despierto con una palabra martilleándome la cabeza. No sé de dónde sale, suele ser un término en desuso que no desaparece de mi mente hasta que no lo utilizo. Mi amigo Pablo comparte conmigo esta afición y solemos divagar imaginando qué tipo de gente emplea vocablos anticuados como risible, restaurán (o su variante restorán, nunca restaurante) o enaguas. Él, que es un afrancesado aunque no lo reconozca, las llama palabras désuet. Hoy me he levantado con la palabra pamema dándome vueltas por la cabeza y lo primero que he hecho en el trabajo ha sido consultar la web de la RAE:

pamema.
(Del cruce de pamplina y memo).

1. f. melindre (‖ delicadeza afectada y excesiva).
2. f.
fingimiento (‖ simulación).
3. f. coloq. Hecho o dicho fútil y de poca entidad, a que se ha querido dar importancia.

No contento con ello, quería soltar el palabro. He tenido una buena oportunidad en la aburrida reunión de trabajo (perdón por el pleonasmo) en que nuestro jefe intentaba crear problemas donde no los había. A la media hora me han dado ganas de levantarme y decir que la reunión era una pamema y que me volvía a mi sitio para aprovechar mejor el tiempo, pero soy un tipo cobarde y pragmático así que sólo lo he imaginado y me he reído por dentro mientras mi jefe seguía enmarañándose en explicaciones absurdas y, fiel a su labor de jefe, convirtiendo lo sencillo en complicado.
Me había quedado con las ganas hasta que me he dado cuenta de que tengo un blog en el que pongo lo que me apetezca y me he lanzado a escribir esta entrada para aliviar mi frustración pamémica. He releído la tercera acepción del diccionario y he entendido que el título de este post no podía ser más descriptivo.

10 comentarios:

El Humilde Fotero del Pánico dijo...

¡Bravo, Eric!
Me encanta la palabra "pamema". La decía una profesora del instituto.
Otra que me gusta, y que se puede aplicar al 99,9% de los jefes, es la siguiente: "zangolotino". Y su sinónimo también mola: "oligofrénico".

Fernando dijo...

Esperemos que el memo de tu jefe no encuentre tu blog :).

Anónimo dijo...

Pablo a dit... Muy buenas. Me gusta mucho la palabra "pamema" y trato de usarla cuando la ocasión lo merece. Gracias Eric por ayudar a que vocablos como estos no desaparezcan del todo.
Humilde Fotero, lo de zangolotino creo que lo usaba Fernando Fernan Gómez en su "Viaje a ninguna parte" para describir a uno de los personajes. Todo un clásico.

Ander Izagirre dijo...

Genial.

El Humilde Fotero del Pánico dijo...

Efectivamente, Pablo.
En aquella película utilizaba el vocablo para así designar a Gabino Diego.
Obra magna.

Eric dijo...

Gracias por los comentarios. Coincido con el fotero y Pablo en lo de zangolotino, también conozco la palabra por la peli. Acabo de descubrir que viene del verbo zangolotear.
(De la onomat. zangl, del balanceo).

1. tr. coloq. Mover continua y violentamente algo. U. t. c. prnl.

2. intr. coloq. Dicho de una persona: Moverse de una parte a otra sin concierto ni propósito.

3. prnl. coloq. Dicho de ciertas cosas, como una ventana, una herradura, etc.: Moverse por estar flojas o mal encajadas.

Oligofrénico también me gusta, creo que nunca he usado esa palabra.
Fer, no creo que a mi jefe le dé por ir a buscar este blog. Y si lo encuentra dudo que se pare mucho en cualquier entrada.

Ander Izagirre dijo...

"No contento con ello" también es bastante dèsuet.

Eric dijo...

Je je, es verdad, Ander. Según escribía se me pasó por la cabeza que es una expresión algo anticuada, pero no fue voluntario. Al menos no desentona con el tema tratado en el texto.

Minqueta dijo...

Me haces mucho daño hablando así de tus reuniones. Te voy a invitar a que trabajes conmigo. Sufro de reunionitis crónica. Es una enfermedad horrible, que te hace comprobar lo insignificante que es la existencia laboral, y la cantidad de tiempo improductivo que te roba.
Una pamema o pantomima o lo que quieras.
Recuerda que en el "désuet" Pabliano, se pronuncia la "t", sin duda para darle aún más desuso a la palabra.

Eric dijo...

Bueno, Minqueta, te aseguro que esta reunión era como un diálogo de Groucho y Chico Marx. No sé cuál de los dos era el jefe, yo era Harpo. La reunionitis es una plaga entre los jefes, que cubren así el expediente del buen rollo y el trabajo en común. Por lo que dices, tú no tienes reunionitis, pero sufres la de los que te rodean. El día que tengas esa enfermedad, serás mandamás. Claro que tengo en cuenta cómo pronuncia Pablo esa palabra. No contemplo otra manera de hacerlo.