martes, 16 de diciembre de 2008

Todos dicen "hello"

Los científicos que investigan los misterios más profundos del genoma humano no lo han descubierto aún, pero el ADN de los vietnamitas oculta un elemento extraño, una proteína distinta en los genes del lenguaje que hace que desde que apenas levantan un palmo del suelo sepan que a los occidentales les tienen que saludar con un entusiasta "hello". Todos los niños lo hacen en cuanto detectan uno a cien metros a la redonda, con menos énfasis los de Saigón, acostumbrados a cruzarse con gente de todo pelaje, con una pasión irrefrenable los de los pueblos pequeños, para quienes toparse con un extranjero supone el acontecimiento del día. Si además el forastero desenfunda su cámara y dispara, el delirio es absoluto.

Estas fotos tomadas en la playa de Muyne (un pueblo playero a 200 kilómetros de Ciudad Ho Chi Minh) hablan por sí solas. Los niños saludan con tal efusión que me es imposible no contagiarme de la alegría y embarcarme en reflexiones filosóficas sobre la inocencia, la infancia inconformista y caprichosa de nuestra sociedad aburguesada, el efecto balsámico de la risa infantil, la felicidad de las pequeñas cosas y este tipo de lugares comunes -que no por comunes dejan de ser ciertos- hasta que me saca de mi ensoñación uno de esos locos bajitos que se planta delante de mí con una mano extendida y repite, en un tono guasón y sin dejar de partirse la caja, lo segundo que aprenden a decir los vietnamitas: "one dollar, one dollar".

2 comentarios:

El Humilde Fotero del Pánico dijo...

Una sensación agridulce... La misma que en otros tantos países del globo...
¡Un abrazo, Eric!

Minqueta dijo...

Muy emotivas tus reflexiones. Si quieres tener la visión opuesta de la infancia, te recomiendo Ciudad de Dios, que da una visión tremenda de la infancia en las favelas Brasileñas.
De cierto modo la foto del niño sonriente me ha hecho sonreir. Me recuerda a la cara que pone Calvi cuando está contento por algo y añade un siiiiiii mientras asiente con la cabeza. Sin embargo Calvi nunca pisó una playa hasta los 18 años y creció rodeado de todos los caprichos de la sociedad cyber-aburguesada que mencionas.
Aunque como Calvi ha ido mucho a McDonalds hasta que le detectaron su alergía a la lechuga y al tomate, me pregunto si Calvi no procede en realidad de una sociedad "hamburguesada".