Él se da cuenta de lo miserable que es el lugar porque sólo lleva ahí unas semanas y ha visto otras cosas. En cuanto ahorre un poco volverá a su tierra. Pero la mayoría se criaron o llevan décadas viviendo en un cementerio, rodeados de basura, y tienen asumido que eso es lo que verán siempre. De aquella visita salió este pequeño reportaje. Lo que más me choca siempre que voy a estos sitios es la eterna sonrisa, la alegría, la carcajada fácil del que no tiene nada y vive despreocupado por el futuro. Los que no tenemos motivos de queja nos olvidamos a menudo de esa risa tan sana. Me acuerdo de lo que decía el otro día Ramón Lobo :
"No es lo mismo gastar todas las energías en sobrevivir cada día que estar convencido de que la vida es eterna. Los primeros no planifican, no ahorran, apenas sueñan; solo una ilusión: emigrar. Los segundos tienen tiempo libre para la eduación, la cultura, el ocio. Tampoco sueñan, solo se quejan de su mala suerte".
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Algunos nos dedicamos a veces a escribir estas cosas. Otros, como el maestro Ander Izagirre, no sólo se conforman con contarnos historias extraordinarias, sino que además ponen su granito de arena para solucionar las desgracias que se encuentran. Aquí tenéis las instrucciones sobre cómo ayudar a las familias que viven en condiciones miserables en las minas del Potosí.
3 comentarios:
Pablo a dit... Enhorabuena por el reportaje SJ! Le hace reflexionar a uno, y plantearse algunas cosas. Y gracias por la sugerencia para ayudar a los mineritos en Bolivia.
Muchas gracias.
pablo a dit... De nada
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