Ahora que estoy atrapado en una interminable escala en Doha, dando mi "media vuelta" al mundo, me apetece recordar a uno que al parecer la dio entera, y puede que antes que ningún otro hombre, según leo a Luis H. Francia en A History of the Philippines. Magallanes lo bautizó como Enrique de Malacca cando lo compró en 1511 en ese puerto de Malasia, que era la principal base comercial de la zona.
A Magallanes, que en aquel tiempo navegaba para Portugal en una expedición a las Molucas (hoy parte de Indonesia) , le debió de caer en gracia el avispado esclavo malayo de "entre 12 y 18 años", según la crónica de Antonio Pigafetta y se lo llevó consigo de vuelta a Europa por el Océano Índico y el Cabo de Buena Esperanza.
Seis años después, enemistado con el rey Manuel de Portugal, Fernando Magallanes cruzó la frontera y convenció al jovencísimo monarca Carlos I para una expedición delirante: llegaría a las islas de las especias por una ruta inédita, navegando hacia el oeste, cruzando el Atlántico y dejando atrás el continente americano.
En 1519, 260 hombres a bordo de cinco navíos con Magallanes al mando iniciaron en el puerto de Sevilla esta alucinante aventura. Entre los tripulantes figuraba el joven Enrique, a quien Magallanes llevó por si servía de intérprete en las ansiadas islas. Tres naves llegaron hasta el estrecho que hoy lleva el nombre del navegante portugués y siguieron su ruta por un océano que en aquella época del año parecía una balsa, aún no había empezado la época de tormentas y lo bautizaron Pacífico.
El 16 de marzo de 1521, los supervivientes de la expedición descubrieron la primera isla archipiélago filipino, cerca de Samar. Hasta entonces, los servicios de Enrique de Malacca como intérprete habían sido nulos, de modo que, cuando unos días después, llegaron a Cebú, se dirigió a los nativos sin muchas esperanzas de ser entendido, pero esta vez no sólo comprobó que se podía comunicar con ellos sino que hablaba su idioma con soltura.
El 27 de abril, Magallanes y un puñado de voluntarios de la expedición se embarcaron en una absurda batalla contra el gobernante de una pequeña isla que se negaba a someterse a la fe cristiana. El gran navegante portugués, seguro de su superioridad moral y técnica, murió en la batalla el 27 de abril de 1521, superado en número por el enemigo. Su esclavo, herido en la batalla, al parecer se recuperó y se quedó en la isla de Cebú. No se supo más de él desde que la expedición abandonó Filipinas y siguió su camino de vuelta a España.
Algunos historiadores sostienen que Enrique de Malacca era filipino, de Cebú o los alrededores, de donde había sido llevado a Malaca por comerciantes. De ser así, cuando volvió a Filipinas con la expedición de Magallanes, se convirtió sin saberlo en el primer hombre en dar una vuelta completa al mundo, antes que Elcano y los aunque tardara al menos diez años en hacerlo.
martes, 28 de diciembre de 2010
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