viernes, 9 de septiembre de 2011

Leyenda filipina

El otro día leí una divertida leyenda filipina que explica la incorregible corrupción de sus políticos. Cuenta que cuando Dios estaba creando el mundo, un arcángel (no me acuerdo cuál, pero se supone que es uno con especial interés en Filipinas, y tamoco tengo claro que hubiera arcángeles en la época en que Dios creó el mundo, pero digo yo que alguien habría, con alguien echaría las tardes) le pidió ciertos favores para el archipiélgao.
-Dios, ¿puedes hacer que Filipinas sea la tierra más bonita del mundo, obsequiarla con selvas, todo tipo de animales fantásticos y paisajes espectaculares?
- No hay problema, concedido.
- ¿Y puedes hacer que sus ríos y mares estén poblados por miles de peces y corales de todos los colores?
- Sin duda, eso es fácil.
- ¿Y puedes regalarle playas de arena blanca y aguas cristalinas de belleza inigualable?
- Me parece bien, ahí va.
- ¿Y puedes hacer que el pueblo filipino sea el más hospitalario y amable de la tierra?
- Está hecho.
- Muchas gracias, Señor. ¿Y ahora puedes hacer que Filipinas tenga unos gobernantes eficaces y honestos?
Dios, que estaba lanzado, estuvo a punto de mover su dedo mágico, pero en el último momento se detuvo de pronto y se echó atrás.
- Lo siento, eso no puedo concederlo
- ¿Por qué?
- Si lo hago, nadie querrá ir al Paraíso, todos querrán ir directamente a Filipinas.

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